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lunes, 31 de marzo de 2008

Tiempos Actuales. Tiempo de Actuar.

Tiempos Actuales. Tiempo de Actuar.
Miriam Córdova Silva

La tecnología, la globalización, el internet, es simplemente parte del progreso hacia el que está encaminado la sociedad. Una sociedad basada en el consumo y en el supuesto bienestar, que continuamente llevan al hombre a vivir una vida sin sentido auténtico, al vacío. Lo que caracteriza a esta era del vacío, es que el hombre ha perdido su capacidad para amar, ha aumentado su proclividad al hedonismo y a la depresión; su dependencia de lo exterior, al mundo de la imagen, el egoísmo y la superficialidad con la que maneja las relaciones humanas; y un vacío existencial que lo lleva a una profunda soledad.
Las personas buscan estar acompañadas siempre, y sin embargo están solas. Viven con el ruido; en cuanto llegan a sus casas prenden la televisión, el radio, cualquier cosa antes que estar en silencio; el hombre no sabe estar consigo mismo, no sabe dialogar con su interior. Le teme a la soledad, quizá en el fondo le da miedo saber quien es, o es que tal vez se conoce tan poco que no soporta estar consigo mismo, no sabe que quiere, por eso tiene que evitarse, evadirse constantemente en ese mundo de sonidos de música, de plasticidad y total superficialidad.

Mientras el hombre esta manejando su auto, se siente dueño de sus emociones, cree tener el control, cumple un horario, una jornada de trabajo, lo que le hace tener seguridad de que esta obteniendo algo, pero la realidad es que no tiene nada, en el momento que le roban su auto, se le viene el mundo abajo, pierde el control, se ve solo, se ve a sí mismo y ni siquiera sabe quien es ese que esta frente a él en el espejo, se ve arrugado y demacrado, inmerso en una sociedad de gente igual que él. Tiene una gran incapacidad para amar puesto que es egoísta. No piensa en el otro y sencillamente el "nosotros" no existe en su vocabulario afectivo.

El hombre y la mujer actual no están dispuestos a dar y en lugar de buscar el bien del otro, termina por utilizarlo. En este contexto las relaciones tienden a ser desechables, y es tanta su necesidad de estar con el otro y no saber como.
El ser de nuestros tiempos está atrapado en un consumismo sin sentido, atrapado en una carrera frenética por demostrar que vale a través de las cosas que posee.
Mientras más tenga, más seguro se siente. Se ha vuelto dependiente de la envoltura, por eso busca las marcas que le puedan dar prestigio, estatus, que lo proyecten como una persona exitosa.

Los grandes temores de la humanidad son: El miedo a la vejez, el miedo a la perder la salud y el miedo a la pobreza.
El sistema global le ha vendido la idea de que un hombre pobre no vale nada, que un hombre viejo o enfermo es prácticamente un objeto al que hay que desechar.
En la soledad en la que vivimos se tiene que ser eternamente joven, se tiene que ser eternamente bello, se tiene que estar eternamente saludable. En los tiempos de la imagen, el empaque es lo que importa, somos productos y como tal nos valora el sistema, pues nos convierte en objetos, no nos ven como personas. Por eso se gasta tanto , en especialista de todo tipo; cuida su alimentación y su peso, y sobre todo, odia verse viejo, odia la soledad, detesta la decrepitud, y no ve en la vejez ningún valor.
En este aspecto, el sistema es implacable; por ello, el culto a la belleza, al dinero, al talento, a la juventud, y sobre todo al éxito.

Se anda en una búsqueda desesperada por "ser alguien", por sobresalir. Se huye de la mediocridad. El peor insulto es que te digan "fracasado" o "mediocre". Pobre de aquel que lo sea, y de serlo se evade a través de las drogas o del alcohol, el trabajo, el consumo o el sexo.
Los tiempos posmodernos lo son de las adicciones, o de una espiritualidad "light". Persiguiendo los bienes materiales se olvida del ser y de cultivar el espíritu. Prefiere llevar una vida sin profundidad, sin conciencia. No le conviene comprometerse con su fe, cualquiera que esta sea porque eso implicaría tener que renunciar a muchas cosas del mundo. Tendría que romper con su egoísmo y tendría que buscar el bien de los otros antes que el propio. Tendría que ser solidario. Tendría que aprender a amar. Tendría que ser más honesto. Tendría que ver por los más débiles. Tendría que dar, dar, dar y dar, hasta que duela. El hombre posmoderno tendría que deshacerse de egoísmos. Tendría que estar atento al latir de su corazón.

Parecería que lo que todos andan buscando es ser alguien, ser triunfadores luego, entonces, están atrapados en las luchas del ego. En esa lucha desmedida y perversa en donde les va la vida literalmente de por medio. Narcisos, seres profundamente egoístas, enamorados de su imagen, insensibles al dolor ajeno, que no saben amar.

Pobres de aquellos que no armonizan con estos tiempos posmodernos: Los viejos, los feos, los inválidos, los pobres, los alcohólicos, los drogadictos, los locos, los huérfanos, los indígenas, todos aquellos que “no producen”, que son considerados por esta sociedad menos que nada. Muchos de ellos se hunden en la depresión y cómo no hacerlo si son considerados la escoria, el vómito, la náusea. El sistema ya no los necesita pues les estorba. Luego entonces, se emprende una guerra de baja intensidad para desaparecerlos. Se les ignora o se les margina. Después de haberlos exprimido se les deja morir o se les mata.
Lo anterior ha tenido su origen a partir de la revolución industrial, en el período de expansión y acumulación que tuvo lugar después de la guerra. Se fue haciendo fuerte la falsa idea de crecimiento ilimitado y por lo tanto de la posibilidad de consumo ilimitado de recursos.
De acuerdo con esto las soluciones al problema del bienestar se han basado en la idea de"cuanto más mejor". El aislamiento social y la incomunicación en las aglomeraciones urbanas, el incremento exponencial de los cuadros depresivos, el estrés, el autodesprecio, la desconfianza en la gente de la calle, las dificultades para ejercer soluciones comunitarias, son grietas por las que supura la inadecuación del modelo de desarrollo para resolver las necesidades de bienestar
[1]. La expropiación de los espacios colectivos de convivencia, la calle como lugar de encuentro ha sido desplazada por la calle como lugar de paso del automóvil-. La monetarización del territorio para el esparcimiento y el ocio,-¿es un logro que los niños y las niñas no puedan jugar a la puerta de su casa?-.

La dificultad de acceso a los espacios naturales cada vez menores que con frecuencia quedan a muchos kilómetros del lugar de residencia. La degradación irreversible en muchos aspectos de las condiciones ambientales que son el sustrato básico para vivir y estar bien. La depresión y la infelicidad no se alimenta de fallas en el microondas o de número de cuartos de baño sino de pérdidas en la relación personal, problemas en la autoestima, ausencia de expectativas
[2]. La lista de motivaciones y procesos relacionados con el bienestar podría ampliarse indefinidamente: el gusto por el "equilibrio", la atracción por la complejidad, la resolución de tareas inconclusas, el humor y la risa. La risa vacía que no es mas que otra forma en la que el corazón parece llorar, por donde la poca conciencia que queda parece expresarse de este modo burlándose de uno mismo, diciendo esto es lo que has logrado y que ahora te ves aplastado irónicamente por tu miedo a ser persona.

Los artistas parecen reaccionar a este mundo artificial, y responden con las mismas armas con las que han sido atacados, la expresión de nada, nada tengo o sea que nada puedo expresar, el vacío de igual forma lo vemos reflejados en la pintura, en la escultura, en la poesía, es la expresión del sin sentido, del arte “pop”.
Y todo esto es parte de la raíz norteamericana que se ha ido extendiendo gracias a la globalización ¿Cómo es posible que naciones tan antiguas como China, Japón, con tradiciones tan arraigadas se hayan visto expuestas al materialismo, que es tan contradictorio a su sistema de valores y principios?, la razón la encuentro en la posibilidad de que quieren ser una potencia a nivel mundial, saben que si se quedan atrás, quedarán en el olvido y esclavos de los países poderosos.

México se ha visto manipulado socialmente por nuestros vecinos del norte, y ha dejado de cultivar en mayor parte a las culturas indígenas, hasta el extremo de llegar a discriminar, cuando es parte de nuestra historia y podría continuar siéndolo, si no fuera por la ignorancia que se vive, y que se cree que lo único válido es lo que presenta la televisión.
De esa forma también se formó la llamada contracultura en México. Si bien creo que ese autoengaño en el que se piensa que se está actuando como uno quisiera y se adopta la moda en la contracultura , que es creada por una minoría de intelectuales que pueden ser jóvenes o adultos, que por medio de mecanismos persuasivos manejan y manipulan al adolescente con ideologías de las cuales él no entiende en su totalidad.

El sistema ha venido cosechando una juventud indiferente que no se permite pensar; es fácilmente manipulada y controlada. Logrando lo que se pretendía desde la matanza de tlatelolco: “Sí el país piensa, el sistema se viene abajo”.

Afortunadamente las minorías continúan tratando de crear conciencia, pero la reacción de la mayoría es la antipatía ante los movimientos sociales, la indiferencia es el mecanismo de defensa del tercer milenio: Es preferible vendarse los ojos y seguir en el narciso continuo, en la individuación. Pero es a partir de esos movimientos que al principio parecen no existir los cuales marcarán el principio en otro eslabón de la historia.


Bibliografía
Cembranos F. (1985): Consumo publicidad y defensas. Estudios sobre consumo n.5 Psicología del consumo. Madrid.
Cofer C.N. (1979): Psicología de la motivación. Trillas. México.
Gilles Lipovetsky, (1983): La era del vacío. Anagrama. Barcelona.
Schumacher, E.F. (1978): Lo pequeño es hermoso. Blume Ediciones. Madrid. Zwingle Erla. (1999). Los bienes circulan.Las ideas circulan.Y las culturas cambian. Revista National Geographic.México.





[1] Cembranos, 1985.

[2] Schumacher, 1978.

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